Por : El Rincón de lo Humano.
El hombre, tiene la responsabilidad de decidir sobre su destino. Esto, es una de las circunstancias, que lo envuelven en un ambiente propiamente singular.
A diferencia de otras especies, nosotros podemos elegir casi, cada cosa que hacemos y pensamos. Llevando sobre nuestros hombros una carga por las decisiones a tomar, pero también el dulce aroma de la libertad de elección.
En este proceso de elección. Intervienen, múltiples variables, que dificultan nuestro paso a una mente mas permisiva a los cambios. Y al afrontamiento de las consecuencias de las decisiones tomadas. Motivo por el que tenemos la tendencia a truncar nuestro progresos personales. Con ideas extrañas, respecto a aquello que las demás personas piensan de cada cosa que intentemos hacer. Esto, nos lleva al punto de un bloqueo emocional y mental, muy marcado y disfuncional. Donde por miedo a la crítica, decidimos que hacer nada es la mejor opción. Privándonos de vivir nuevas experiencias y de un proceso de auto-conocimiento mas profundo y claro.
Al sentirnos superados por la situación, no encontramos una mejor salida que un dudoso chivo expiatorio; entre los que cito como favoritos a los padres, amigos y nuestra pareja.
Si nos diéramos la oportunidad de elegir y conocer con la propia experiencia, lograríamos descargar mucho del resentimiento hacia los demás; sintiéndonos libres de vivir. Tanto como dejar que los demás continúen su camino.
El rincón de lo humano 
No hubiera podido expresar mejor, con mis propias palabras, la actitud que presentas en esta entrada.
Desafortunadamente, estoy viviendo (sufriendo) en primera persona las consecuencias de alguien muy allegado que durante toda la vida ha presentado esta manera de actuar y de enfrentarse a los problemas, juzgando luego las decisiones tomadas por los que, al menos, intentamos ser dueños de nuestras vidas y dándonos lecciones de cómo deberíamos haberlo hecho.
Es muy común encontrarnos que estas mismas personas no son capaces ni siquiera de decir lo que quieren o esperan de nosotros durante el día a día aunque se trate del detalle más insignificante o cotidiano y, posteriormente, como no hemos «adivinado» sus deseos también echan en cara el que no hayamos obrado como ellos esperaban porque -claro está- su pensamiento siempre es el único lógico y coherente que existe…
El echar siempre la culpa a los demás de los propios fracasos es una actitud muy cobarde ante la vida. Afortunadamente, frente a la sensación de impotencia que se sufre ante alguien allegado que actúa de este modo y el cansancio de ser siempre el chivo expiatorio, el instinto de supervivencia del ser humano puede llevarnos a tomar la dura decisión -siempre nosotros, claro está- del alejamiento progresivo o, incluso, ruptura de la relación.
Muy interesante, como todos tus artículos.
Un saludo, Pensador.
Hola Ángeles.
Es muy grato tenerte por aquí.
Creo, que en alguna oportunidad. Muchos de nosotros habremos tenido la experiencia de compartir situaciones y espacios con personas de estas características.
Increíblemente. Estas personas, manejan un alto nivel de ansiedad, teniendo poca tolerancia a la critica externa y muy baja autoestima.
Por lo que la forma mas benigna de descarga para ellos, es culpar al otro. Aunque no son del todo conscientes de aquello que provocan. Las personas cercanas, una vez superado su nivel de tolerancia. Tienden a tomar distancia, por lo que estos individuos, son propensos a quedar en solitario, lo que genera mas inseguridad y alimenta este ciclo.
Un abrazo.
Feliz noche.
Si aprendiéramos, si yo, aprendiera a pensar de forma a correcta, si aprendiera a elegir mis pensamientos y a no elegir otros, sería muy chida mi existencia, pero pues creo que voy en el camino.
Hola Memo. Mucho animo, con ese objetivo que llevas en mente; se necesita mucho valor para asumirlo.
Un abrazo.
Totalmente cierto!!!
Hola Babsy. Que bueno tenerte de visita.
Veo que te has sentido identificada.
Saludos y gracias por comentar.